Aunque la investigación sobre la influencia humana en el clima comenzó a adquirir relevancia internacional en la década de los sesenta y setenta, es a finales de los años ochenta y a principios de los noventa cuando se crean dos de los principales organismos sobre los que se sustenta la respuesta internacional frente al Cambio Climático: el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) y la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. (CMNUCC).

El IPCcC constituye el órgano encargado de dar apoyo científico al proceso de negociación y toma de decisiones a nivel internacional. Su misión consiste en facilitar periódicamente evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta. Esta evaluación no se basa en investigaciones propias sino que se realiza a través del análisis exhaustivo y transparente de la información científica, técnica y socioeconómica relevante existente en cada momento. Desde el inicio de su labor en 1988, el IPCC ha preparado cinco informes de evaluación y actualmente está inmerso en el  proceso de elaboración del sexto informe, cuya publicación está prevista para el año 2022.

La CMNUCC constituye el acuerdo inicial sobre el que se basó el proceso de negociación internacional entre los distintos estados. Los 195 países (Partes) que actualmente han ratificado la Convención tienen una serie de obligaciones, diferenciadas en función de su grado de desarrollo que van, desde la presentación de información sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero, políticas y medidas implantadas, hasta la prestación por parte de los países económicamente más desarrollados de apoyo financiero y tecnológico a los países en desarrollo.

El órgano supremo de la Convención es la Conferencia de las Partes (COP) donde anualmente se reúnen todos los países que han ratificado la Convención para discutir, desarrollar y aprobar por consenso las decisiones necesarias para avanzar en el objetivo de la Convención, que no es otro que el de lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera con el fin de impedir interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático en un plazo suficiente para permitir que los  ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico se realice de forma sostenible.