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ESCENARIOS CLIMÁTICOS

3. EL CLIMA ACTUAL Y SU TENDENCIA

 España por su ubicación geográfica tiene un clima de transición entre las latitudes térmicas y las cálidas, con grandes contrastes térmicos y pluviométricos. El invierno es frío, o fresco, con bastantes similitudes con el clima del resto de Europa, mientras que el verano cálido o muy cálido es más parecido al del norte de África. Dicha ubicación geográfica y el carácter ondulatorio de la circulación global de la atmósfera determinan que las olas de frío y de calor se produzcan con cierta frecuencia. Las precipitaciones son escasas e irregulares en la mayor parte del territorio con períodos de sequías que se alternan con otros de abundantes precipitaciones. Los registros fiables más antiguos de datos de temperaturas y precipitaciones de que se dispone en España se remiten a la segunda mitad del siglo XIX. Del estudio y análisis de estas series históricas se observó que las temperaturas muestran una tendencia generalizada al alza en todo el territorio español con incrementos que oscilan entre 1 y 2 grados en el período comprendido entre 1850 y 2005. Esta tendencia no es homogénea, ni a escala temporal, ni espacial, de hecho:

• a lo largo del siglo XX se pueden diferenciar tres ciclos: uno de ascenso térmico, entre 1901 y 1949, uno de descenso desde esa fecha hasta 1972 y un aumento desde 1973 hasta nuestros días, siendo este último período el de más rápido incremento.

 • el calentamiento fue más acusado en la primavera y verano, y en las temperaturas máximas.

• por regiones, las más afectadas por el calentamiento son las situadas en la mitad oriental peninsular, cubriendo una amplia franja en torno al Mediterráneo que se extiende desde Girona hasta Málaga, incluyendo Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y el Sureste peninsular.

Asimismo, se ha observado una disminución de los días fríos y un aumento de los cálidos por lo que, si se mantiene esta tendencia, es de prever un incremento de las olas de calor.  En estos últimos 30 años los cambios han sido similares o mayores a los registrados en los últimos 150 años, lo que da la idea de la intensidad del calentamiento reciente. 

Respecto a las precipitaciones, las tendencias seculares y recientes no son tan fáciles de identificar dada la complejidad de la distribución espacial de las lluvias en España y su elevada variabilidad temporal. En el contexto de los últimos quinientos años, la reconstrucción del clima muestra la sucesión de períodos lluviosos y secos, de duración variable y sin cambios bruscos, tanto en el sur peninsular como en el norte.

 El comienzo del siglo XX ha sido de estabilidad climática, con sucesión de fases secas y húmedas de corta duración e intensidad, a las que siguieron marcados episodios de sequía y otros de lluvias abundantes, pero sin una tendencia precisa.

Por el contrario, en la segunda mitad del siglo XX, varios estudios realizados con datos de 1949 a 2015, revelan una tendencia claramente negativa de las lluvias en buena parte del territorio, en particular en el Cantábrico (disminuciones de 4,8 mm/año en Santander y 3,3 mm/año en Bilbao) y en el sureste peninsular.