
España es un país con una amplia experiencia en planificación y gestión hidrológica, consecuencia de la gran diversidad que existe entre las distintas cuencas hídricas. Nuestro país tiene una alta vulnerabilidad frente a posibles cambios climáticos.
Aunque a nivel nacional es difícil de detectar el impacto del cambio climático en los recursos hídricos con las observaciones disponibles, a nivel regional europeo existen evidencias de alteraciones del régimen hidrológico, con incrementos de escorrentía en altas latitudes y disminuciones acusadas en el Sur de Europa. También se ha contrastado una intensificación de los fenómenos extremos (inundaciones y sequías). A nivel global, los modelos de clima predicen una disminución drástica de escorrentía en la cuenca Mediterránea, siendo este uno de los lugares del mundo donde se proyectan los impactos más intensos.
Junto al impacto del cambio climático, los recursos hídricos se verán afectados por otros factores de presión tales como el aumento de la demanda urbana, agrícola e hidroeléctrica, la intensificación de ciertos procesos de deterioro de la calidad de agua y el incremento de la intervención humana. Los recursos hídricos son un factor director que condiciona la planificación, gestión y desarrollo de muchos otros sectores y sistemas en España, entre los que hay que destacar la conservación de la biodiversidad (especialmente los ecosistemas acuáticos), la industria, la agricultura y el turismo.
En cuanto a las estrategias de adaptación en el sector, es necesario establecer políticas específicas en gestión de recursos hídricos que orienten la evolución del sector en función de las previsiones de cambio climático. Existe un gran potencial para orientar a largo plazo una adaptación racional al cambio climático en el sector de los recursos hídricos que minimice los impactos proyectados, pero ello se haría en un marco general de planificación territorial, que posibilite el establecimiento de prioridades en las políticas sectoriales para identificar y priorizar las demandas de agua y conseguir una gestión integrada de los sistemas de recursos hídricos. Todo apunta a que a lo largo del siglo XXI las disponibilidades del recurso hídrico irán disminuyendo.
En el camino hacia una adaptación al cambio climático, se deben intensificar las políticas ya puestas en marcha de incremento de oferta de recursos y de gestión de la demanda de agua, potenciando los recursos no convencionales, el aprovechamiento conjunto de distintas fuentes de suministro, la mejora de la eficiencia y la racionalidad en la asignación del recurso. En el campo de la gestión de la demanda existe un amplio recorrido en los sectores agrícola y de abastecimiento urbano.
La adopción de medidas de adaptación al cambio climático en el sector de los recursos hídricos es necesaria y urgente, preparando un proceso de planificación, organización, esfuerzo y eficiencia que resultará muy rentable a largo plazo.
Ver la siguiente infografía. https://www.adaptecca.es/microsites/agua/