Las condiciones climáticas y de relieve de la Península Ibérica favorecen la generación de inundaciones. En España, las inundaciones han producido históricamente fuertes impactos socioeconómicos y numerosas víctimas.
En las cuencas mediterráneas y del interior es probable que aumente la irregularidad de las inundaciones y de las conocidas como inundaciones rayo. Las zonas más vulnerables a las crecidas se localizan en las proximidades de los núcleos urbanos y centros turísticos, especialmente en el Mediterráneo.
La adaptación a los crecimientos de los ríos requiere
una valoración del riesgo bajo los escenarios futuros, así como planes de
mejora de pronóstico y de alerta temprana y de gestión del riesgo de
inundación. Es importante también la implantación de códigos de buenas
prácticas. Entre otros, estos códigos requieren planes integrados a nivel de
cuenca, zonificación y planificación de los usos del suelo en función del
riesgo, medidas estructurales para reducir o mitigar los impactos y
participación ciudadana y sensibilización pública.